Saltar al contenido

El Origen de la Violencia: La Equivocada Lucha por Cambiar el Mundo

La cultura nos ha vendido la creencia de que el propósito de la vida humana es mantener una lucha constante por cambiar lo externo a nosotros para mejorar las cosas. Y pensamos que eso es así, porque desde nuestra personalidad interpretamos la experiencia de buena o mala, justa o injusta, y creemos que hay algo en el universo que debe ser ajustado y para hacer el cambio debemos ponernos de acuerdo. Sin embargo, es fácilmente verificable que desde la personalidad no hay forma de ponernos de acuerdo.

Así, el problema es que no es posible empujar los cambios hacia un mismo lado y nos mantenemos en un permanente conflicto de relaciones, que se expresan en agresión y violencia. La democracia aparece como un instrumento que busca apaciguar los conflictos sin resolver las diferencias, quedando un vacío para alcanzar una convivencia pacífica pues se mantienen los niveles de insatisfacción.

De otra parte, los maestros de sabiduría nos dicen que el propósito de la vida humana es el desarrollo de la conciencia, en la cual logra despertarse y permitirle fluir a voluntad con las leyes del universo. Para avanzar en ese propósito es necesario que nosotros podamos ver las cosas como son, y para ello es necesario salir de la dualidad de bueno-malo, justo-injusto. Pues la experiencia es neutra y tiene un propósito pedagógico que permite reconocer que las dificultades son oportunidades para aprender a ser feliz por sí mismo y respetar toda forma de vida en el universo, y no hay mejor lugar que en el que nos encontramos.

El proceso espiritual (de la conciencia) es individual a pesar de ser una experiencia colectiva. Cada uno se convierte en un ser pacífico y se hace correspondiente con seres pacíficos. Para aprender de paz es necesario estar en un lugar donde no hay paz. Aquí no hay nada que cambiar, pues todo es perfecto para el desarrollo de la conciencia. El problema es que confundimos que para alcanzar estados pacíficos debemos cambiar lo externo, y no es así, es lo interno, y para eso debemos liberarnos de las creencias que nos ha dejado la cultura para poder ver las cosas como son, la cual fue necesaria pero ahora es un obstáculo para la evolución.

La violencia se origina cuando intentamos cambiar a los demás porque pensamos que tenemos la razón y los demás no, buscando que todos seamos iguales. Ni somos iguales ni debemos pretender cambiar a los demás, pues la experiencia es perfecta para mi aprendizaje. Para aprovechar la vida con sabiduría debemos trabajar internamente en nosotros y convertirnos en seres pacíficos, eso nos permitirá vivir en paz.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *